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Esta es la historia de una estrella de las Pléyades que se sentaba por las noches a ver los planetas.

juicd092184Le gustaba tanto la idea de jugar con ellos que pidió al Sol volverse niño por unos años para poder jugar con ellos. Y así la estrella se volvió niño, y los planetas se volvieron sus juguetes, eran como pelotas con las que jugaba en el infinito. Con el tiempo El Niño se volvió hombre y olvidó que siempre podía jugar a la pelota con los planetas en su imaginación. La nostalgia le hizo creer que había perdido su pelota favorita, una muy brillante que estaba guardada en su corazón. Así que de vez en cuando, su alma de estrella lo llama y lo lleva por todos los planetas y estrellas del universo a buscarse. Cree buscar el brillo que dejó en un tiempo atrás, y cuando se va a buscarlo, por un momento en la tierra se obscurece todo cuando él no está. Pero cuando la noche está más obscura, hay un brillo especial y es que El Niño buscapelotas, que en realidad es una estrella, se vuelve a iluminar a sí mismo y a todos los que hemos pedido un deseo al universo, al ver esa estrella brillar en medio del firmamento.

Ve a jugar niño pleydiano, ve a buscar tu pelota.  La puerta está abierta para que sepas que siempre puedes regresar… vuelve pronto con tu brillo, que hace brillar mis ojos y mi corazón. Vuelve pronto para abrazarte y jugar juntos de nuevo.  Acá está otra estrella como tú, que salta de alegría cuando jugamos juntos. A veces jugamos a las escondidas, a veces a que descubrir mundos lejanos, a recorrer caminos que parecen interminables, a crear aventuras que nos recuerden de dónde venimos y hacia dónde vamos.  Gracias por jugar conmigo, niño pleydiano… estrella de mi mismo universo.

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